Texto de R.L.
Hace unas semanas estuve en el ombligo del mundo. No iba hace muchos años. La primera vez que llegué al Cusco no conocí ni Machu Picchu ni Sacsayhuamán. Tampoco el mercado de San Pedro, ni el enigmático “Kamikaze” o la inagotable “Mamá África”. Nada de eso. Jamás me enteré quién o qué era San Blas o por qué un bar llamado “Los Perros” tenía amigos fieles por todas partes del mundo. En aquella oportunidad mi espíritu aventurero se quedó con ganas y solo se llevó la imagen de la Plaza de Armas y de algunas callecitas empedradas, que, precisamente, me habían llevado a conocer de manera fugaz. Desde aquel entonces Cusco fue una ciudad que me subyugó, y aún me encanta y no iba a desaprovechar mi tiempo en ella, así que me desperté temprano y no me costó mucho a pesar de haberme acostado bien tarde.
A las 9 de la mañana el centro de Cusco está infestado de turistas, bricheros, policías de tránsito, pequeños coches amarillos y ruido de voces... Caminé por todas las viejas calles de esta encantadora urbe que preserva tan bien sus raíces. Visité algunos de sus museos esplendidos pero me enamoré de uno en particular: El Museo de Arte Precolombino (MAP). Es este un museo diferente, ya que muestra piezas arqueológicas de indudable valor histórico e inobjetable valía estética. Es un lugar que rinde homenaje ecuánime a los pueblos indígenas que normalmente son excluidos del estudio del arte universal, cuyos entendidos y críticos vuelcan siempre sus miradas a valorar sólo a la limitada producción europea. Normalmente se dice que los indígenas son o eran grandes artesanos, pero creo que las palabras precisas serían que fueron y son grandiosos artistas.
La Plaza de Armas sigue siendo el centro neurálgico de locales y visitantes; las escalinatas de la catedral están llenas de gentes viendo pasar la vida; su nombre quechua es Huacaypata, y allí se celebraba cada año, entre otras festividades, el Inti Raymi o Fiesta del Sol.
Además de la Plaza de Armas, hay muchos lugares interesantes, por ejemplo el barrio de los artesanos de San Blas en la zona alta, desde donde uno puede asir con los ojos unas espectaculares vistas sobre los tejados de Cusco. El barrio, es de esos lugares bohemios que no se olvidan, en mi caso, llegué ayer y ya la mitad de los bares de San Blas tuvieron la prerrogativa de conocer mi sed.
Además de la Plaza de Armas, hay muchos lugares interesantes, por ejemplo el barrio de los artesanos de San Blas en la zona alta, desde donde uno puede asir con los ojos unas espectaculares vistas sobre los tejados de Cusco. El barrio, es de esos lugares bohemios que no se olvidan, en mi caso, llegué ayer y ya la mitad de los bares de San Blas tuvieron la prerrogativa de conocer mi sed.
Otro lugar imperdible es el Convento de Santo Domingo, construido sobre el Templo del Sol o Koricancha; mención aparte merece La Catedral de la ciudad, que fue erigida originalmente sobre lo que fue el antiguo templo de Suntur Wasi (Casa redonda), hoy iglesia del Triunfo. Posteriormente, se ordenó su construcción sobre el Kiswarkancha, Palacio del Inca Wiracocha. La fachada y el interior son de estilo renacentista, y sus naves, capillas y sacristías están decorados con tallas de madera de cedro y aliso. Destacan el coro, el púlpito, y los labrados de madera en altares y mobiliarios.
Compite en belleza con La Catedral, La Iglesia de la Compañía de Jesús, templo que se construyó originalmente en 1571 sobre los terrenos del antiguo Amaru Cancha, el palacio del Inca Huayna Cápac. El actual edificio es resultado de la reconstrucción hecha a la iglesia original en 1688, dañada por el terremoto de 1650. La traza original y la fachada son de estilo barroco.
Los palacios de varios reyes y emperadores Incas y de su corte, y un larguísimo etcétera de maravillas arqueológicas e históricas hacen que tu estadía en Cusco siempre sea más larga de lo que pensabas al principio; cada esquina, plaza, calle, casa, iglesia y edificio público de la antigua ciudad es una obra de arte. Levantas la vista y ves un balcón primorosamente tallado en madera, la bajas y un muro inca sirve de cimientos de una hermosa casa colonial. Por ejemplo, la Piedra de los doce ángulos o Hatunrumiyoc forma parte de un muro construido con el tipo de piedra "diorita verde", ubicado en el exterior del palacio atribuido a Inca Roca. La muralla es admirable por su arquitectura poligonal, cuyo frente abarca casi toda la calle Hatunrumiyoc. No creo que hoy en día, con toda la tecnología que tenemos, se pueda mejorar la precisión en el encaje de piedras poligonales de diferentes tamaños y proporciones que caracterizaba la arquitectura inca.
Cusco no deja de sorprenderme, y si a este pequeño breviario le sumamos que en un radio de 6 km. a la redonda hay 4 centros arqueológicos incas, -Sacsayhuaman, Q'enqo, Pukapukara y Tambomachay-, comprenderemos porque Cusco es la Capital Arqueológica de América y Patrimonio Cultural de la Humanidad desde 1983. Algo más lejos están Chinchero, Pisac, Ollantaytambo, y Andahuaylillas, pero las carreteras de la región son buenas, así que vale la pena visitarlas. Apostilla aparte merece el mercado dominical de Pisac, que es muy famoso, un poblado donde además los días martes, jueves y sábados se organizan una de las ferias de artesanías mas coloridas de esta parte del mundo.
Cuenta la leyenda que la cuidad imperial fue fundada por Manco Cápac y Mama Ocllo, hijos del dios Sol, cumpliendo la misión encomendada por su padre en el Lago Titicaca, de encontrar un lugar que fuese el centro de un gran imperio. Luego de fijar lo que sería el ombligo del mundo, se dedicaron a enseñar las técnicas del tejido, la cerámica, la orfebrería y la agricultura a sus primitivos pobladores. Cuenta la historia que esta mítica ciudad fue el centro de gobierno de las cuatro extensas regiones o suyos de un fabuloso señorío, el cual llegó a abarcar gran parte de los actuales países de Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina y Chile... Cuentan las anécdotas, que este es el mejor lugar del mundo para disfrutar de todos los placeres confesables y de los otros, el mejor sitio para conocer personas durante sus infatigables noches y días refugiados bajo el marco de unas construcciones antiquísimas y soberbias. Cuentan sus innumerables visitantes que hay mucho por descubrir, demasiadas cosas para forjar…
Por estas levedades y muchas razones de fondo, amo el Cusco, y volveré a ella las veces que pueda mientras viva.
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ALGUNAS SUGERENCIAS:
-Como regla general e imperativa, tienen que comer poco los dos primeros días para que a la flora intestinal se adapte a los microorganismos locales. Llevar unas tabletas de Alikal por las dudas.
- De día salir con ropa con el cual puedan tolerar de unos 20 a 24 grados. De noche salir abrigados y con un matecito de coca encima
- Taxi. En la ciudad de Cusco, casi siempre los recorridos locales suelen costar de dos a tres soles. A lo sumo, cuatro. Desde el aeropuerto no se paga más de 10 soles. Por lo general, antes de tomar un taxi, las tarifas se negocian con el chofer; no cierren trato con el primer precio que les dé, siempre traten de bajar ese precio. Esta regla de pedir descuentos se aplica a casi todos los ámbitos de la vida comercial. (Antes de tomar un taxi consultar con los pobladores locales, de por ejemplo cuanto pagaría para ir de San Blas a Tipón).
- Comida. En el centro, en los barrios de San Blas y San Cristóbal se puede comer y bien. Tres sitios que gustan y mucho son "La Chomba" (comida típica con unos chicharrones y un rocoto relleno al estilo Cusco, interesantes), "Tango Beef" y "Amaru" (pizza con masa cusqueña). También está "El Incanto", "La Cicciolina", "Fallen Angel" (tienen que ir a este lugar) y "Bohemia", entre otros.
- Bares. En el Cusco estos nueve son infaltables: El "Fallen Angel", "Kamikaze" (entrañable), "Mandela's Lounge", "La Musa", "Los Perros", "Big Blue Martini", "Km.0", "7 angelitos" (Jazz en vivo, nada mejor) y el Irish Pub (por favor, no regresen sin saborear una Guinness).
- Discotecas. Para bailar tienen cinco locales; al menos, son los que gustan: "Mama África", "Muky", "Garabato", "Ukukus" y "Mithology". En todos estos locales se escucha siempre muy buena música.
- Turismo extra. Al margen de lo que ya adquirieron en la Agencia de Viajes, les sugeriría, si disponen de ganas y tiempo, ir de compras al "Coca Shop" (en el Barrio de San Blas); es imperdonable no llevarse un recuerdo de los Mérida, los Olave o los Mendívil (los apellidos de tres familias de artesanos más famosos del Cusco); traten de ubicar al maestro Juan Cárdenas Flores en la Plaza de San Blas o en su taller "Qollqe Wasi" (casa de la plata), sobre la calle Tandapata o en su casa ubicada en la Calle Pumapaccha Nro. 634; es uno de los mejores artistas del Cusco, ganó el tradicional Santuranticuy, premio que reconoció en el 2007, de manera formal, a uno de los más sobresalientes artesanos de las últimas décadas. Aunque no le compres ninguno de sus trabajos hechos en plata, no se van a arrepentir de ver sus obras de antiquísimo refinamiento expuestos en la calle o en su taller; es un fabuloso platero. También, si se lo proponen pueden disfrutar de un viaje culinario híper exótico trasladándose a unos pocos kilómetros del Cusco: viajen a Tipón a comer cuy (pregunten por el "Ampay –cuy's"; el cuy tiene una carne tan particular e intensa, que puede transformar por unos minutos al más puritano de los parroquianos en un cavernícola gourmet, ya que el platillo se come con las manos sin necesidad de tenedores o cuchillos. Con la pachamanca sucede lo mismo); a Saylla, a probar chicharrones, y, a Oropesa, para dejarse encandilar por las chutas, esos panes gigantes que siguen tiernos a pesar del paso de los días.
- Tomar algunas precauciones frente a los "bricheros". Los bricheros son una casta de embaucadores y embaucadoras que avanzan sobre los turistas haciéndoles creer, por ejemplo, que son descendientes directísimos de algún soberano inca (o con un verso similar), con la finalidad de tener un triunfal "levante" y vivir a sus anchas y a expensas de sus víctimas durante el lapso que dure la estadía del visitante en cuestión. Avanzan como vampiros sobre sus presas, como hienas tras sus botines, con una impunidad y un ímpetu verbal-gestual arrollador que, en algunos casos irritan y te causan un inolvidable dolor auditivo; hay quienes sostienen que esta experiencia –para decirlo bíblicamente– te hace ver a Judas en traje de Adán. Como buenos depredadores en su coto de caza, están siempre merodeando en las discotecas y acechando en los lugares próximos a las plazas. Bueno, por las dudas, si alguien cae o quiere entrar al juego propuesto por él o la brichera, tengan la precaución de obligar a que el susodicho use un décuplo de preservativos para proteger vuestra salud sexual, y en el caso de la susodicha, pedirle un riguroso examen de sangre (jajajaja….mentira, ustedes harán lo que crean conveniente, pero ya están avisados; en este "resumen" he tratado de no ser tan crudo y visceral describiendo a un brichero; espero haber dorado la píldora aunque sea un poco…)
- De día salir con ropa con el cual puedan tolerar de unos 20 a 24 grados. De noche salir abrigados y con un matecito de coca encima
- Taxi. En la ciudad de Cusco, casi siempre los recorridos locales suelen costar de dos a tres soles. A lo sumo, cuatro. Desde el aeropuerto no se paga más de 10 soles. Por lo general, antes de tomar un taxi, las tarifas se negocian con el chofer; no cierren trato con el primer precio que les dé, siempre traten de bajar ese precio. Esta regla de pedir descuentos se aplica a casi todos los ámbitos de la vida comercial. (Antes de tomar un taxi consultar con los pobladores locales, de por ejemplo cuanto pagaría para ir de San Blas a Tipón).
- Comida. En el centro, en los barrios de San Blas y San Cristóbal se puede comer y bien. Tres sitios que gustan y mucho son "La Chomba" (comida típica con unos chicharrones y un rocoto relleno al estilo Cusco, interesantes), "Tango Beef" y "Amaru" (pizza con masa cusqueña). También está "El Incanto", "La Cicciolina", "Fallen Angel" (tienen que ir a este lugar) y "Bohemia", entre otros.
- Bares. En el Cusco estos nueve son infaltables: El "Fallen Angel", "Kamikaze" (entrañable), "Mandela's Lounge", "La Musa", "Los Perros", "Big Blue Martini", "Km.0", "7 angelitos" (Jazz en vivo, nada mejor) y el Irish Pub (por favor, no regresen sin saborear una Guinness).
- Discotecas. Para bailar tienen cinco locales; al menos, son los que gustan: "Mama África", "Muky", "Garabato", "Ukukus" y "Mithology". En todos estos locales se escucha siempre muy buena música.
- Turismo extra. Al margen de lo que ya adquirieron en la Agencia de Viajes, les sugeriría, si disponen de ganas y tiempo, ir de compras al "Coca Shop" (en el Barrio de San Blas); es imperdonable no llevarse un recuerdo de los Mérida, los Olave o los Mendívil (los apellidos de tres familias de artesanos más famosos del Cusco); traten de ubicar al maestro Juan Cárdenas Flores en la Plaza de San Blas o en su taller "Qollqe Wasi" (casa de la plata), sobre la calle Tandapata o en su casa ubicada en la Calle Pumapaccha Nro. 634; es uno de los mejores artistas del Cusco, ganó el tradicional Santuranticuy, premio que reconoció en el 2007, de manera formal, a uno de los más sobresalientes artesanos de las últimas décadas. Aunque no le compres ninguno de sus trabajos hechos en plata, no se van a arrepentir de ver sus obras de antiquísimo refinamiento expuestos en la calle o en su taller; es un fabuloso platero. También, si se lo proponen pueden disfrutar de un viaje culinario híper exótico trasladándose a unos pocos kilómetros del Cusco: viajen a Tipón a comer cuy (pregunten por el "Ampay –cuy's"; el cuy tiene una carne tan particular e intensa, que puede transformar por unos minutos al más puritano de los parroquianos en un cavernícola gourmet, ya que el platillo se come con las manos sin necesidad de tenedores o cuchillos. Con la pachamanca sucede lo mismo); a Saylla, a probar chicharrones, y, a Oropesa, para dejarse encandilar por las chutas, esos panes gigantes que siguen tiernos a pesar del paso de los días.
- Tomar algunas precauciones frente a los "bricheros". Los bricheros son una casta de embaucadores y embaucadoras que avanzan sobre los turistas haciéndoles creer, por ejemplo, que son descendientes directísimos de algún soberano inca (o con un verso similar), con la finalidad de tener un triunfal "levante" y vivir a sus anchas y a expensas de sus víctimas durante el lapso que dure la estadía del visitante en cuestión. Avanzan como vampiros sobre sus presas, como hienas tras sus botines, con una impunidad y un ímpetu verbal-gestual arrollador que, en algunos casos irritan y te causan un inolvidable dolor auditivo; hay quienes sostienen que esta experiencia –para decirlo bíblicamente– te hace ver a Judas en traje de Adán. Como buenos depredadores en su coto de caza, están siempre merodeando en las discotecas y acechando en los lugares próximos a las plazas. Bueno, por las dudas, si alguien cae o quiere entrar al juego propuesto por él o la brichera, tengan la precaución de obligar a que el susodicho use un décuplo de preservativos para proteger vuestra salud sexual, y en el caso de la susodicha, pedirle un riguroso examen de sangre (jajajaja….mentira, ustedes harán lo que crean conveniente, pero ya están avisados; en este "resumen" he tratado de no ser tan crudo y visceral describiendo a un brichero; espero haber dorado la píldora aunque sea un poco…)
1 comentario:
Me encanta todo lo relacionado con los Inca, El Machu Pichu, y otras culturas de origen desconocido.
Un saludo Pep
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